13 (I): la terapia post Justine Frischmann
Battle, Battle, Battle, Battle, Battle
Battle Someone… oooh.
Cual perro castrado, cual chihuahua vestido de domingo con su diminuto camisón rosa, con encaje y transferencias, cual profundo de la vida cuya fortaleza sentimental se ha venido a bajo Damon Albarn gimotea en ‘Battle’ con una voz duplicada con falsete pidiendo que alguien le adopte. Mirad cuánto ha sufrido. El joven rey del Britpop rubito, con su cara de pícaro hooligan de clase media pero con ciertas inquietudes (ya si eso para mañana) llora, gimotea, pide guerra, pide un descanso ante una dura ruptura que le deja devastado. 13 (1999, Food) es su solución. Y de paso la de Blur.
1999, el vértigo a cerrar un siglo
El vértigo inventado y traído a cuento para engrandecer relatos. A final de los 90 a unos meses escasos de otra de esas fiebres tan nuestras, como fue el efecto 2000, nos habíamos quedado sin grandes moda masivas que dominasen la escena musical como hace unos años lo había hecho el Britpop. Este no andaba de parranda sino que estaba sufriendo el regusto de aquel chicle barato mascado hasta por el apuntador tras saborearlo una rubia despampanante.
“En 1999 Blur será el grupo más importante en el mundo. Y también en la luna. Y quizá en Marte.” Albarn.
Suede (con Head Music; publicado en Nude), Stereophonics (con Performance and Cocktails; publicado en V2), Ocean Clour Scene (con One From the Modern; publicado en Island), Travis (con The Man Who; publicado en Independendiente) o Kula Shaker (con Peasants, Pigs & Astronauts; publicado en Columbia) seguían a su manera sin querer escupir ese chicle.
Mejor aún, en 1999 una banda desconocida llamada Coldplay lanza su segundo single, Brothers & Sisters en Fierce Panda, ya publicado un año antes como cara B en una cinta de casete. Un año más tarde lanzarían su álbum de debut: Parachutes (Parlophone) y empezaba otra historia de otro rubito melodramático y más coelhista de la vida. En ese mismo año 2000, Oasis debían estar sufriendo los cortocircuitos de la fiebre de los tres ceros porque se atrevieron a publicar uno de sus álbumes más graciosos, Standing on the Shoulder of Giants (Big Brother) tras tres años de Be Here Now (Creation). Oasis siempre han tenido mucho humor.
De una forma u otra, el Britpop ya estaba acabado hace años, Blur se habían desecho de su peso con su anterior álbum, Blur (1997, Food) pese a que a su multinacional no dejaba de aprovechar cualquier excusa para hacer caja. Claro que diez años lo merecen, de ahí la caja 10 Year Anniversary Box Set (Food) con todos los singles hasta la fecha (con su edición “limitada” y numerada).
“El único momento en el cual yo me sentía seguro era encima de un escenario o cuando estaba realmente borracho. Beber se convirtió en un estilo de vida”.
Albarn
Pero vamos, el vértigo de la banda estaba más en sus 30 años cumplidos; salvo Dave Rowntree que ya se le había pasado la tontería de saltar de dígito en 1994, puesto que es el mayor, del 64. Mientras, Damon Albarn, Alex James, ambos del 68, y Graham Coxon, del 69, se acercaban a tal barrera psicológica que a Albarn le había hecho ir madurando, explorando tales inquietudes entre lagrimón y lagrimón por su Justine querida.
El cambio de sonido con Blur no llega como tal cosa. No hay ningún ángel respondiendo a la réplica si no conozco jarcoreta: el Espíritu de Malkmus vendrá sobre ti y te hará sombra la virtud de Thurston Moore. No. Eso no pasa. Más bien es Graham Coxon quien juega a ser el ángel, con sus gafas y con su novia de aquella época que le había descubierto aquellos sonidos del Hardcore estadounidense justo cuando estaban al poco de publicar su querido ‘Country House’. Es más, durante la grabación de The Great Escape es cuando este compra los primeros dos discos de Pavement, sonido que no gusta a Alex James. Después llegaría Albarn, en palabras del propio guitarrista al libro ‘3862 Days’:
El propio James cambió de opinión al poco para declarar:
It was more interesting to go and abuse Thurston Moore in New York than hang out with Pulp in the West End.
El llamado rock alternativo, Lo-Fi o Noise de Sonic Youth, Throwing Muses, Pavement, Nirvana y Hole, entre muchos otros, se encontraba en un buen momento de popularidad por aquella época. Damon Albarn siempre ha sido una gran esponja a la hora de asimilar sonidos y este no les pillaba tan lejano como puede parecer puesto que en los tiempos de Seymour y los primeros álbumes de Blur manda el Shoegaze.
El propio Damon Albarn invitó a Londres en 1996 a Stephen Malkmus, líder de Pavement, quienes ya habían publicado sus tres primeros y grandes álbumes; en 1997 también volverían a coincidir en el mercado con Brighten the Corners (Matador). Es más, la leyenda sitúa en el mismo metro cuadrado compartiendo grandes influencias a Malkmus y a la otrora pareja de Albarn, Justin Frischmann, bajo el techo de este último. Así que de ser cierto, Albarn pudo saborear bien el estilo de Malkmus. Por aquel entonces este debía decirle que Blur tenía buena reputación en la escena underground estadounidense, algo que años más tarde puntualizaba con otras palabras.
Momento meditación en Islandia
Damon Albarn tiene en Islandia su particular evasión en 1996. Las relaciones con el grupo no estaban en su mejor momento, con Graham Coxon había habido varios roces y la comunicación se mantenía mediante intercambio de cartas postales. Cada vez se están distanciando todos más entre sí – Dave Rowntree llega a decir en el libro 3862 Days que se veía poniendo al día su currículo – y en marzo de dicho año Albarn marcha durante unas vacaciones a dicho país, el cual convertiría durante el verano en su base de operaciones para grabar el álbum Blur.
El líder de la banda decía estar viviendo un infierno en aquel momento, su relación (abierta) con Justin Frischmann no ayuda en absoluto y menos aún su constante consumo de drogas y alcohol. De este poso van a surgir sus canciones más personales hasta la fecha. Si en The Great Escape Albarn ya se deja ver de forma oscura y decaída, pero con un contexto animado y alegre en las melodías, en Blur aquel Dan Abnormal cobra más vida. Lo bueno es que se deja de tanto Orwell de baratillo.
El acoso público sufrido y el no poder mantener el anonimato también había hecho que Albarn se decantase por Islandia. La mujer de Stephen Street, Sarah, fue quien le sugirió irse a Reikiavik en una cena.
En Islandia todo fue más relajado – aunque al principio Graham Coxon se negaba a ir hasta allí -, el grupo logró recuperar la unión perdida y pudieron dar paseos o montar a caballo sin tener que sortear el acoso constante de los medios y de los fans. Las sesiones iniciadas en los estudios Mayfair de Londres se continuarían en el nuevo centro de operaciones.
Stephen Street repite como productor
La mayor sorpresa que uno podría ver en esta ecuación es la continuación de Stephen Street como productor. Blur buscaban cambiar de forma drástica y aún así escogen al productor con el que llevaban trabajando desde su debut. Ni siquiera el resultado de The Great Escape les hace romper este lazo. Sorprendentemente, Albarn le dirá a Street más adelante, una vez terminado Blur, que para el próximo álbum sí buscarán un nuevo productor, cuando el cambio más claro estaba hecho.
Al parecer Stephen Street ejercía el papel habitual en algunos productores de ser el quinto miembro de la banda. Todos hablan bien de él y cuando Albarn toma la decisión de prescindir de él Coxon y James no lo tienen nada claro, este último afirma en ‘3862 Days’ que Street estaba destrozado tras la noticia, hecho que confirma el propio productor.
De cara a Blur, por mucho que las influencias sonoras estuviesen más en un garaje estadounidense Albarn seguía llevando la batuta y con Street tras la cabina los recuerdos constantes a The Jam, The Kinks, David Bowie o The Specials (con ‘Theme From Retro’ dicen homenajearlos) siguen rondando por la mente. Yo aquí sigo viendo más a Ray Davies, Paul Weller y sobre todo al Duque Blanco que a Thurston Moore o a Malkmus.
El cierre de Blur va hacia esa parte Pop que Blur ha mantenido desde un inicio. ‘Strange News From Another Star’ y ‘Essex Dogs’ – el paso en largo hacia lo siguiente de la banda – son el nuevo sueño húmedo de Albarn con Bowie como en varios de sus trabajos previos (y futuros). ‘Strange News From Another Star’ podría pasar por una cara B de la época de Ziggy Stardust, incluso el filtro que Bowie usa para cantar ‘The Man Who Sold The World’ sirve de base para otras ocasiones.
Incluso el gusto por el sonido electrónico que sobrevuela varios de los temas de Blur podría venir de Bowie. Stephen Street es el que incorpora nuevo hardware a las sesiones de la banda para jugar con los loops. ‘On Your Own’, tercer single extraído del álbum, es uno de los temas que más notan el cambio con varias líneas que se van metiendo por en medio. Aquí de nuevo podrían volver al Baggy que tan bien les funcionó en Leisure (1991, Food). Es una continuación de ‘Bang’ pero con mejor producción, voz duplicada y ruido al fondo. Aquí también incluyo ‘Death Of A Party’ como línea clara de unión entre Madchester y lo que hace Blur en este momento. Uno de mis temas favoritos de este álbum y de Blur en general. Con clara influencia de Jarvis Cocker y sus Pulp. Dicho tema procede de los demos de la época de Modern Life is Rubbish (1993, Food). Con ‘I Love Her’ tema que regalarían a su club de fans en octubre de 1997 y grabado en 1991 seguían con el matrimonio con los Happy Mondays.
Al fondo es donde se encuentra Alex James quien no destaca tanto de entrada como en algunos temas de The Great Escape pero al final se convierte en la base de ‘Strange News From Another Star’, ‘Movin’ On’, ‘On Your Own’ y ‘Essex Dogs’ con varias líneas en las que sí tiene más protagonismo.
Grahan Coxon había dejado la bebida y se estrena como compositor y vocalista solista en Blur con ‘You’re So Great’ un tema que es mi momento favorito del disco naranja por la ironía que aquí puede verse. Un tema de letra cursi y facilona, con un guitarra acústica y una voz con escasa gracia, firmado por el hombre que prefería sonidos más duros. Sancho se quijotiza.
Blur acaba siendo un escaso acercamiento al Rock mencionado. ‘Song 2’, el segundo single extraído, es el tema más cañero y radiado de Blur, aquí comparte riffs potentes con ‘Chinese Bombs’ y ‘M.O.R.’, cuarto single del álbum. Albarn sigue recurriendo al duplicado de su voz y su juego con los falsetes en varios de los temas, sobre todo en ‘I’m Just A Killer For Your Love’ – tema del que Albarn habla como “Sly and the Family Stone meets Black Sabbath”, sin acordarse del ‘Psycho Killer’ de Talking Heads – y ‘Country Sad Ballad Man’, muy Beck hasta en el riff. Mientras que ‘Beetlebum’, canción sobre la que se sigue elucubrando un significado que el propio Albarn juega al despiste, sin saber lo que significa, solo le vino a la cabeza y lo dijo, se convierte bien en el resumen de la temática pesimista de las letras, aquí con drogas y con Justin Frischmann en mente.
En los extras de los singles publicados (‘Beetlebum’, ‘Song 2’, ‘On Your Own’, ‘M.O.R.’ y ‘Death of a Party’, este último publicado en exclusiva para su club de fans) encontramos ‘Dancehall’, tema que publicaron como extra en las versiones estadounidenses y japonesas de Blur. Faltaba la influencia de Beck más clara, ‘Swallows in the Heatwave’ y ‘Bustin’ + Dronin’’ también se apuntan a esto.
En el single de Beetlebum es donde más temas extras hubo, puesto que en el resto dominan los remixes (horrible el ‘Beetlebum’ de Moby, mientras que William Orbit se limita a meter una base a ‘Movin’ On’) y los directos como en ‘On Your Own’ con el concierto de Peel Acres donde el grupo suena como este verano pude verlos. Este tipo de cara B pocas veces destacan, ‘All Your Life’ podría ser una excepción, a poco mejor que ‘Woodpigeon Song’.
En ventas, Blur se reveló a sus queridos jefes de discográfica. De nuevo un número 1 en Gran Bretaña, aunque con menos éxito continuado que los anteriores, otro disco de platino en Europa y un importante disco de oro en Estados Unidos, país del que la propia banda habla que la gente no sabía quién era Blur y no recordaban sus temas anteriores, hecho que también les benefició en este caso.
Blur volvió a pisar territorio estadounidense y agotar las entradas (volverían de nuevo en menos de un año con más citas). Logró entrar a la Billboard Hot Hundred en el puesto 89, cuando el máximo había sido el 152 con Parklife. Tras una gira por otros países como Alemania y Escandinavia saldría ‘Song 2’, tema que se benefició de grandes campañas de publicidad, lo que le convirtió en un teme generacional. Aquellos que se acuerdan del Fifa 98, del lanzamiento del Pentium II, de la banda sonora de Starship Troopers. Incluso el equipo de hockey sobre hielo estadounidense lo usó como banda sonora. Fue su mayor éxito. Incluso se negaron a una gran suma que la armada estadounidense ofrecía para usarlo en su campaña.
De una banda dividida y con Coxon apuntando a la puerta de salida de forma anticipada, Blur logra un éxito internacional con su álbum homónimo, el cual a priori era anticomercial. Al final triunfan más fuera de su país que dentro y por última vez disfrutarían el éxito masivo en los difíciles Estados Unidos. Blur habían vuelto recopilando lo mejor de sus dos épocas previas y ahora quedaba iniciar la tercera con Albarn despegándose de la imagen prototípica de cantante pop fácil en 13 (1999, Food).