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Tres años después de su primer álbum, sólo uno de su segundo, Blur iban a publicar su obra cumbre. El disco que no repetirían en lo que les quedaba de carrera hasta la salida de Graham Coxon y el disco que sería una de las cimas del Britpop. Parklife salía a la calle el 25 de abril de 1994. Antes de eso, en febrero, publicaban uno de sus singles más populares: ‘Girls & Boys’.

Dicho tema era el reflejo de una banda que hasta ese momento había dado unos pocos tumbos. Leisure (1991, Food) tenía el toque de la escena Baggy y de Madchester que Stephen Street pero Modern Life Is Rubbish (1993, Food) prescinde casi al completo de dicho sonido, frente a un pop británico con solera. Pero en ‘Girls & Boys’ la unión de ambas partes es perfecta. Casi cinco minutos de un himno puro, amante del synth-pop y que fue éxito en todo el mundo.

Así abría Parklife, el disco considerado, de nuevo, por Food Records como un error. Stephen Street es el único productor del trabajo, frente a la variedad de los anteriores, un hecho que quizá provoque que sea captado como un todo más unido, que el tracklist tenga sus subidas y bajadas sin de repente encontrarse con un tema menor o con un solo hit.
Al hablar de Modern Life Is Rubbish comentaba que sin él no habría habido Parklife, y es que Damon Albarn antes de terminar de grabar el primero mencionado ya estaba casi terminando de escribir éste último. El artista británico sigue con su particular retrato de la sociedad británica de la época, que va desde la apertura con ‘Girls & Boys’ a ‘This Is A Low’, el penúltimo tema (‘Lot 105’ es cierre instrumental), sobre su propio país, uno de los mejores que Blur han firmado, una balada impecable.

Entre medias, dos colaboraciones, la primera con nada menos que con Françoise Hardy Laetitia Sadier (Stereolab) en otra balada, ‘To The End’, el único tema producido por Stephen Hague y que les lleva a mirar en parte a los duetos de la chanson (muy de lejos) y al estilo inalcanzable de Jarvis Cocker y sus Pulp. Como dice I-Chan:

Françoise Hardy no canta en ‘To The End’, sino que la que da la réplica es únicamente Laetitia. Lo que pasa es que Damon la escribió pensando en Françoise y el éxito de ‘Parklife’ les ofreció la posibilidad de regrabar el tema con la artista francesa. La nueva versión se incluyó en el single de ‘Country House’, y aunque tiene unos arreglos a lo chanson muy atractivos, personalmente creo que la letra de la nueva versión pierde bastante.

Y la segunda colaboración deja los temas amorosos para retomar el retrato de las clases medias, en una comparación a lo que The Who y The Jam hicieron en su día. Incluso se incorpora la narración de Phil Daniels, actor que interpretó a Cooper en Quadrophenia. ‘Parklife’ vuelve a ser el dardo ácido de Albarn con el que hila fino.

Del resto de conjunto se podrían rescatar muchas canciones, ‘Tracy Jacks’ en la misma línea anterior, la manera en que se veía el futuro con ‘End Of A Century’, vuelta a los postulados más rock de The Jam en ‘Bank Holiday’ o ‘Trouble In The Message Centre’, la vuelta a los postulados Baggy en ‘London Loves’ o el habitual recado a la sociedad estadounidense en ‘Magic America’.

Con Parklife, Blur lograban su álbum más cohesionado, la reformulación del pop británico en los 90s que buscaban la encuentran y los apuros económicos con Food Records se pasan al lograr buenas ventas (cuádruple álbum de platino en UK) y hasta el premio Brit al Mejor Álbum británico en 1995.

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